La fe católica requiere valentía para vivir y proclamarse
Jesucristo crítico la religiosidad aparentemente buena de un vivir moralmente de forma negativa que hace decir “soy creyente pero no practicante”.
Lo que se cree reclama una vida coherente, así que la fe que se tiene exige un estilo de propio de vida y ¿cómo podrá adquirirse sin celebrar esa fe? imposible un comportamiento cristiano sin fe cristiana que lo inspire, y sin liturgia – oración cristiana que lo sustente.
Si escuchamos la voz de Dios que nos convoca y nos congrega en Cristo, nos encontraremos con lo que Él nos pide y nos promete. Obedeceremos a Dios inicialmente al aceptar la Eucaristía; debemos imitar a Jesucristo a quién recibimos para ir al padre por Él, con Él y en Él. Jesucristo aceptó plenamente nuestra humanidad para compartirnos su divinidad ¿vamos nosotros a vivir llenos de sí ó le decimos sí a ese intercambio que se nos ofrece?
Jesucristo obediente a su padre por nosotros hasta morir en la cruz, rescatándonos de nuestras desobediencias, nos invita a no tener miedo de obedecer a su padre Dios y padre nuestro, aunque nos cueste, que podemos cumplir los mandamientos de la ley de Dios con la fuerza de su Espíritu Santo, y que son el camino en la verdad al bien de la vida plena y la felicidad eterna; Construiremos una sociedad-fraternidad muy humana y Dios nos admitirá en su gloria como exaltó a su Hijo Jesucristo sobre todas las cosas y le rindió todo honor. No seamos como adolecentes estancados.
Debemos proclamar y dar testimonio de los valores morales y litúrgicos de nuestra fe católica, si es que hemos tenido el encuentro íntimo con Cristo resucitado: No podemos detenernos ante quienes quieren excluir en las leyes humanas y en los laboratorios y de la política y de la ciencia todo lo que tenga sabor cristiano con pretexto de pluralismo y en detrimento de una auténtica convivencia humana.